La tela de araña

                Nuestra vida está llena de decisiones, cada día, cada momento, debemos elegir. Es cierto, que no todas tienen la misma trascendencia, pero hay algunas que marcan nuestra vida. Cada error, nos enseña algo, y nos ayuda a tomar mejor la siguiente elección.

            Estos días, he pensado mucho en una frase a menudo repetida, pero sobre la que se reflexiona pocas veces: la familia en la que naces, es la que te toca, pero la que tu construyes y tus amigos, los eliges tu.

            Es verdad. Y al cabo de los años, te das cuenta de lo importante que es hacer esto bien. Creo, que la familia, son los pilares de nuestra vida, algo así como el hueco que elige la araña para sujetar su tela, el que encuentra o simplemente el que está a su alcance. Sin embargo, como este animal, las  personas elegimos qué tipo de tela  tejemos, o como la orientamos,  para resolver nuestras vidas. Esa tela, es como los amigos que hay en nuestra vida, frágil y a la vez resistente, cuando se trabaja a conciencia. En el centro, los hilos están muy juntos, casi cuesta distinguir las formas, pero a medida que se alejan del núcleo, toman distancia entre ellos. Eso no significa que estén más lejos, simplemente deben ser así.

            A menudo, lo pasamos por alto, somos lo suficientemente arrogantes, como para creer que no necesitamos a nadie, pero cuando llegan momentos difíciles, es cuando se pone a prueba su resistencia. Es cuando verdaderamente sentimos que estamos arropados por esa extraña seda, tan sutil, transparente, algunas veces, casi invisible para el ojo humano, salvo cuando la observamos al trasluz, o una gota de rocío, o un insecto queda atrapado en ella.  

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            Es increíble su resistencia y elasticidad, pero también, cómo permite, que en un momento dado haya huecos, sin desmoronarse, quizá ¿porque nadie es imprescindible, o simplemente, porque cada agujero, nos recuerda la ausencia de quien no está ahí? Incluso cuando se rompe por completo, flota agarrándose desesperadamente a cualquier cosa durante mucho tiempo…

            En estos días, he sido consciente como nunca el calor de la gran tela de araña que con los años, se ha ido construyendo a mí alrededor, de sus paredes, de sus delicados hilos, de su perfección. Etérea, cuasi invisible, y sin embargo, pegada a mí, rodeándome, protegiéndome, recordándome, que no estoy sola.

            Y por ello, quiero dar las gracias, a todos y cada uno de los que componen esta tela de araña, desde el núcleo, o desde más lejos, ¡qué importa!

            Y sobre todo, y volviendo a lo que me hizo iniciar, este artículo, recordaros que hay cosas importantes a la hora de tomar una decisión, como lo hizo el protagonista de la historia que he recuperado para vosotros ...y en especial, para  todos aquellos que de vez en cuando necesiten un empujoncito en la vida; esta es la historia de Juan:

           JUAN era el tipo de persona que a  cualquiera le encantaría ser. Siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir. Él era un motivador natural, y si un empleado tenía un mal día ..., JUAN estaba ahí para decirle al empleado como ver el lado positivo de la situación.

           Un día, le pregunte: -No lo entiendo... no es posible ser una persona positiva todo el tiempo, ¿Cómo lo haces?...

         JUAN respondió: -Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo ... JUAN, tienes dos opciones  hoy: Puedes escoger estar de buen humor ...o puedes escoger estar de mal humor. Escojo estar de buen humor. Cada vez que sucede algo malo ..., puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello. Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja .... o puedo  señalarle el lado positivo de la vida. Escojo el lado positivo de la vida.
         -Si, claro, pero no es tan fácil, proteste ...
         -Si lo es ... -, dijo JUAN. Todo en la vida es cuestión de elecciones...Cuando quitas todo lo demás, cada  situación es una elección. Tu eliges como reaccionas ante cada situación, tu eliges como la gente afectará tu estado de ánimo, tu eliges estar de buen humor o de mal humor. En resumen, TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA".

         Durante un tiempo, perdí el contacto con él , pero con frecuencia pensaba en su forma de ver la vida, cuando tenía que hacer una elección. Varios años más tarde, me enteré que un día, JUAN hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio. Dejó la puerta de atrás abierta ...y una mañana fue  asaltado por tres ladrones armados. Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano temblando por el nerviosismo  no era capaz de introducir la combinación. Entonces, los asaltantes sintieron pánico y le dispararon.
           

         Con mucha suerte, JUAN fue encontrado relativamente pronto y llevado de  urgencia al hospital.    Después de ocho horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, JUAN fue dado de alta, aún con fragmentos de bala en su cuerpo.

            Me encontré con JUAN seis meses después del accidente y cuando le pregunte como estaba, me respondió: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".
Le pregunté que pasó por su mente en el momento del asalto.

Contestó:   -Lo primero que vino a mi mente fue que debí haber cerrado con llave la puerta de atrás. Cuando estaba tirado en el piso, recordé... que tenía dos opciones: Podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir.

       -¿No sentiste miedo? Le pregunté.
       -No. Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asusté. Podía leer en sus ojos: Es hombre muerto. Supe entonces que debía tomar una decisión .
-¿Qué hiciste?- Pregunté.
- Bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo; respirando profundo grite: Si, a las balas
Mientras reían, les dije:- estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto, por favor...

            JUAN vivió por la maestría de los médicos, pero quizá también... por su asombrosa actitud.

            Es verdad, que no todos tenemos la suerte de que la bala, nos dé en un órgano que no sea vital, pero también lo es que nuestra actitud importa, y mucho, por eso, cuando la suerte o el destino no es suficiente, me gusta recordar la carta con la que Gabriel García Márquez se despedía, y que decía así:

 “Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.

Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.  Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen. 

Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma. 

A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse!   

A un  niño le daría alas, pero le dejaría  que él solo aprendiese a volar.   A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido. 

 Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres...  He aprendido que  todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada. 

 He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con  su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.

 He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.

 Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.

 Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas. 

 Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma. 

 Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría “te quiero” y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes. 

 Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas  bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.

 El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo.  Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas.  Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo. 

 Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles “lo siento”, “perdóname”, “por favor”, “gracias” y todas las palabras de amor que conoces.

 Nadie te recordará por tus pensamientos secretos.  Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos.  Demuestra a tus amigos y seres queridos cuanto te importan.”